martes, 22 de junio de 2010

La Balsa De Oro: Parte V

Recordando todo eso, se sintió bendecida por no haberlas vuelto a cruzar. Así que tomó un taxi y llegó al mismo lugar de siempre. Como era un poco más temprano que otros años, estaba lleno de gente. Se sentó en el mismo lugar de siempre que, por suerte, nadie había ocupado aún.


-Me alegra verla por aquí, yo creí que este año ya no vendría- dijo Hernán, acercándose con la carta.

-¿Por qué?, si he venido aquí cada año

-Sí, pero suele venir una o dos semanas antes

-Tiene razón, no creí que se acordara tanto de mí

-¿Cómo no hacerlo? Creo que desde el ’95 la he visto cada año

-Desde el ’94, en realidad… -dijo ella con una risita.



Pidió lo de siempre y, después de habérselo acabado todo, se acercó al borde de la terraza, para mirar las pocas estrellas que había esa noche, reflejadas sobre el mar. De un momento a otro un olor intenso invadió sus pulmones y la hizo volver a la realidad, al verse obligada a toser. Cerró lo ojos por un momento y cuando los volvió a abrir se encontró a Manuel, uno de los dueños del local, que fumaba a su lado.

-¿Te molesta?, si quieres lo apago…

-No, está bien- dijo Graciela mientras seguía tosiendo

-Entonces lo apago- Y, sin decir más, lo pisó.

-No me molestaba- dijo ella mientras se ruborizaba.

-No hay problema. Sólo disfruta el paisaje.



Se hizo una pausa y, por un momento, sólo se escucharon las olas y un relámpago se vio en el horizonte.

-Vienes siempre aquí, ¿no?- dijo Manuel

-Sólo una vez al año

Entonces Manuel rompió en una carcajada

-Sí, pero vienes cada año… - Un trueno lejano lo interrumpió.

-¿Qué es eso?- agregó, señalando el mar

-Debe haber sido otro relámpago- dijo Graciela sin estar muy segura de lo que acaba de ver

-Pero… lo viste ¿no?

-Sí, fue como un destello en el horizonte

-Ya lo he visto otras veces… pero hace dos semanas que lo veo más seguido

-¿Qué es “más seguido”?

-Día por medio… cada dos o tres días…

-Será algún barco…

-No, en noches tormentosas no salen barcos de este puerto

-¿Y uno que… llegue… a este puerto?

-Ningún barco de los que llegan a este puerto brilla tanto.

-Bueno, entonces no tengo ninguno otra idea de qué pueda ser…

-Y ¿eso de allí?- dijo Manuel, ahora señalando la orilla

-Parece… gente… y un bote…

No hay comentarios:

Publicar un comentario