Volvió al rincón donde estaba el perro. Se sentó en el piso. Abrió el frasco y sacó dos pastillas. Leyó en la etiqueta: “2 PASTILLAS: 8 HORAS DE SUEÑO GARANTIZADO”. Miró la palma de su mano, tomó las pastillas y se recostó sobre el labrador. Cerró los ojos, dos minutos más tarde los volvió a abrir y dijo en voz alta “8 horas de sueño no me servirán de nada, todo será igual cuando despierte”, y volvió a agarrar el frasquito que se había guardado en el bolsillo.
La próxima vez que abrió los ojos estaba en una plaza, sentado en un banco que, por algún motivo, sentía familiar. A su lado había un hombre y a sus pies estaba jerónimo, su perro. Miró a su alrededor sin entender bien las cosas. Vio un cielo magnífico, como pocas veces había visto en su vida. El sol resplandecía entre los edificios de Buenos Aires. Era primavera, las flores coloridas le agregaban alegría al paisaje. La plaza parecía estar desierta. Volvió a tener la sensación de que ya no le había vivido. Siguió mirando el solitario paisaje. De repente vio que una figura se acercaba desde lejos. Al acercarse distinguió que rea una mujer, aunque no podía ver su rostro aún. Llevaba un vestido rojo, que combinaba con la alegría de las flores, y caminaba con seguridad. Medio minuto después estaba lo suficientemente cerca como para distinguirla. “GRACIELA”, exclamó, pero en la décima de segundo que le tomó un parpadeo, el paisaje había cambiado y ahora se encontraba en la playa. No comprendió bien qué había sucedido, pero de repente se sintió abrumado por la inmensa cantidad de gente que lo rodeaba. Miró a su alrededor, había gente en todas las direcciones. Notó que a pocos metros, en una sombrilla, estaban su hermano menor y sus padres. Miró sus manos y pies y notó que estaba más joven. Tocó su rostro, y notó la ausencia de barba. Mientras volvía la cabeza para observar a su familia, nuevamente vio al mismo hombre que estaba sentado a su lado en la plaza, y al mirar al frente nuevamente vio un pequeño cachorro que se acercaba corriendo. Él se acercó y lo llamó para acariciarlo, pero el perro pasó de largo y en otro abrir y cerrar de ojos se encontró en un hospital ...
miércoles, 16 de junio de 2010
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